Entrevista a Lucio Gómez realizada por La Tribuna de Albacete

Entrevista: Teresa Roldán.

Fotografía: Arturo Pérez.

«Que la persona con discapacidad pueda trabajar es un valor importante»

Lucio Gómez lleva toda una vida formando parte de la gran familia de ASPRONA, en concreto, 32 años, que es la edad de su hija Marina, una joven con síndrome de Down, gracias a la cual debe la notoriedad que actualmente tiene en el movimiento asociativo. Tras 12 años continuados como presidente, pero durante tres décadas como partícipe de la junta directiva de esta asociación, que es una referencia a nivel regional y nacional en el mundo de la discapacidad, primero fue vocal, después secretario, y luego presidente. Ahora, cumpliendo los estatutos que limitan los mandatos, dejará de ser la cabeza visible de la entidad, pero no se desvinculará nunca de esta gran organización.

¿Cuánto tiempo lleva vinculado a ASPRONA?

Hace 32 años que me involucré en esta asociación, que son los años que tiene mi hija Marina, concretamente los cumplió el pasado 2 de enero. Cuando nos dieron la noticia de que mi hija tenía síndrome de Down hablé con mi mujer y le dije que había que tirar para adelante, aceptarlo y trabajar con nuestra hija. Tres días después de nacer vino a vernos una persona de ASPRONA para decirnos que la entidad ofrecía tratamientos para las personas con discapacidad intelectual, aunque yo ya conocía la asociación y sabía a lo que se dedicaba. Inmediatamente me di de alta como socio y empezamos a trabajar con Marina, primero como un padre de familia más y después en cargos directivos, porque una psicóloga que trabajaba en Atención Temprana de la entidad me animó a formar parte de la Junta Directiva de la asociación, y así fue como inicié mi andadura en el equipo de dirección de la institución.

¿Prácticamente ha sido partícipe de la evolución de la asociación durante buena parte de su historia?

Sí, porque estuve en la Junta Directiva que presidió Miguel Muñoz, en la de José Ponce, en la de José Ruiz y luego le relevé en la presidencia. He sido vocal, secretario y presidente. En este último puesto he estado en dos etapas diferentes, primero durante nueve meses tras la marcha de Pepe Ponce, que me hice cargo de la asociación en unos momentos difíciles y con una situación convulsa entre los trabajadores por unos despidos que se produjeron; y después tras ser elegido presidente con la finalización del mandato de José Ruiz.

¿Ha sido fácil, en su caso, adaptarse al hecho de tener una hija con una discapacidad intelectual?

Para mí ha sido facilísimo, gracias a la ayuda de ASPRONA y a la forma de ser de las personas con esta discapacidad, como mi hija. Yo tengo tres hijos y no he notado diferencia entre unos y otros, lo único que claro cada uno tiene una forma de ser distinta y sus peculiaridades, pero lo cierto es que convivir con una persona con síndrome de Down, fuera de tópicos, que son muy cariñosos, me ha permitido llevar una vida totalmente normal. A mí mi hija Marina me ha dado mucho más de lo que yo le he podido dar a ella. La notoriedad o el conocimiento que la gente tiene de mí en Albacete nunca lo habría tenido sin mi hija y sin el resto de las personas con discapacidad de la asociación. Mi vida es agradable, pero es cierto que ha habido problemas, porque cuando mi hija nació tuvo muchos problemas físicos por una comunicación entre ventrículos en el corazón, que nos llevó a pasar un rosario de hospitales, porque ingresaba muchas veces por neumonía, hasta que la operaron en Madrid a corazón abierto. Aunque son problemas físicos que van uniendo y fortaleciendo a la familia, nada que ver a como está ahora, más fuerte que un roble, porque hace deporte.

¿Le da pena dejar después de tantos años la Asociación de Atención a Personas con Discapacidad Intelectual o del Desarrollo?

Pena no, me da nostalgia, pero me voy con mucha paz interior de haber cumplido y la satisfacción de que el trabajo lo he hecho con cariño y esfuerzo. No estoy cansado, pero las normas y los estatutos de la asociación están para cumplirlos y hay que ser coherentes y dar paso a gente nueva, savia nueva, que aporte su granito de arena.

¿Haber formado parte de una asociación como ésta, que es una referencia nacional en la atención a las personas con discapacidad, debe ser un gran motivo de orgullo?

Sin duda, el año que viene vamos a cumplir 60 años y el reconocimiento y el cariño que me han dado las personas con discapacidad no tiene precio. A pesar de cumplir 60 años no somos una asociación antigua, sino que estamos a la vanguardia de los tratamientos a las personas con discapacidad. El mérito de ello es de los anteriores presidentes y juntas directivas que hemos conseguido que ASPRONA sea un referente en Albacete, en la región y a nivel nacional, en multitud de aspectos, como Atención Temprana, los centros especiales de empleo, y hay muy pocas asociaciones que tengan los medios, las instalaciones y los profesionales que tenemos en ASPRONA.

¿Cuántos años ha estado como presidente de ASPRONA?

He estado 12 años. Los primeros cuatro años cuando yo accedí a la presidencia tuvimos que hacer un plan estratégico y un nuevo diseño organizativo porque en todos los municipios de la provincia donde había delegación funcionaba una junta directiva. En ese momento había en los puestos directivos casi 100 personas y vimos que aquello era ingobernable. Ese nuevo diseño organizativo implicó una nueva forma de gobernar con una única junta directiva provincial que dirige a la asociación. Eso también motivó la realización de nuevos estatutos, que trajo consigo nuevas elecciones y renovación de la directiva, de la cual salí elegido otra vez como presidente y volví a optar pasados esos cuatro años a la reelección, período que termino ahora. Los estatutos marcan un período de ocho años continuado en el cargo de presidente. Por ello, yo si me podía presentar a miembro de la junta directiva, pero he considerado que ya ha sido suficiente tiempo de mandato, que es el momento de que entre gente nueva, con ideas nuevas.

¿Su marcha no le desvincula de la asociación, imagino?

Yo voy a estar toda la vida involucrado porque soy padre de una persona con discapacidad. ASPRONA imprime carácter. Yo soy de ASPRONA y seguiré siendo de esta asociación hasta que me muera. Por eso ofreceré toda mi ayuda y colaboración a la nueva Junta Directiva y facilitaré el relevo.

¿Ha cambiado mucho la asociación en estos años que ha estado al frente de este colectivo?

Sí, porque de tener una asociación ingobernable y dispersa con tantas juntas directivas, hemos pasado a tener una gestión única y una buena organización, con respuestas más rápidas y ágiles y toma de decisiones más precisas. También porque hace una década la asociación pasó por uno de sus peores momentos, con el cambio de Gobierno en Castilla-La Mancha, y las disminución de ingresos procedentes de subvenciones de la Junta debido a la crisis económica del momento, lo que nos obligó a tener a los trabajadores en una situación límite, con una acumulación de hasta nueve nóminas seguidas sin poder abonarles. Aquello fue muy duro. Sin embargo de esa situación hemos aprendido y hemos salido fortalecidos y tenemos una asociación donde la paz social entre trabajadores y junta directiva existe y hay una gran implicación y sintonía entre los trabajadores y la directiva.

¿Tras esos momentos difíciles, las finanzas de la asociación están ahora saneadas?

Ahora la salud económica de ASPRONA es buena, porque de una situación muy complicada, la buena relación con los gobiernos de las instituciones nos ha permitido seguir creciendo. Hemos crecido en presupuesto, en trabajadores, en programas, en nuevos centros de la provincia. Además, hemos reducido mucha deuda, también porque en una época de bonanza anterior se construyó mucha infraestructura, y después quedan las hipotecas. Un 32% en ocho años hemos rebajado la deuda que teníamos.

¿Cuál es el presupuesto anual de la asociación?

Tenemos un presupuesto de 12 millones de euros anuales y atendemos a 1.480 usuarios. Por cada millón de euros que recibimos devolvemos enriquecidos a la sociedad seis. A parte de la función social que cumplimos somos motor económico imprescindible de la provincia, porque no habrá muchas empresas que tengan 600 trabajadores y que reporten ese volumen de beneficios a la sociedad.

¿Qué ha variado y mejorado en los últimos años en la atención a las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo?

Se ha avanzado mucho, porque las personas con discapacidad intelectual o del organismo cuentan con planes individuales de apoyo y están en unos niveles óptimos de atención acordes a sus necesidades, interaccionan con el entorno, cuentan con programas adaptados por edades.

¿Se marcha de ASPRONA con algún proyecto no cumplido?

Quizás hay un tema, pero que está iniciado también, y es que en los servicios residenciales todas las personas tengan esa cierta independencia y cuenten con habitaciones individuales y tener esa privacidad en su intimidad. Queda pendiente renovar toda la residencia Miguel Muñoz, pero en breve tiempo se culminará ese proyecto.

¿Se ha avanzado mucho en la inserción laboral de este colectivo?

Se ha avanzado, pero todavía queda camino por recorrer. Yo siempre digo que para las personas con discapacidad poder trabajar es un valor importante. Y un país y una sociedad que se crea justa y solidaria no se puede permitir tener a personas con discapacidad sin trabajar, porque lo que es gravoso para una sociedad es vivir del subsidio y de las subvenciones.

¿Se ha resuelto la preocupación que tenían las familias antaño sobre qué pasaría con sus hijos con discapacidad cuando ellos faltaran?

Sí, porque nosotros tenemos una Fundación en Castilla-La Mancha, que es Futucam, que es la que vela por los intereses de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo en situación de desamparo porque sus familias hayan fallecido. Ahora mismo tenemos unas 500 personas tuteladas en la región.

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